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Lopburi, Tailandia, era una ciudad muy concurrida por turistas de todo el mundo, sin embargo, tras la pandemia el turismo tuvo que esperar, lo que dio oportunidad para que cientos de monos se acercaran a la civilización y empezaran a convivir con ellos.

Monos beben agua afuera de una tienda en Lopburi, Tailandia, donde manadas de macacos cangrejeros que eran un atractivo turístico pasaron a ser una molestia grave para los pobladores (Adam Dean/The New York Times)

Esta especie de monos es conocida como macacos cangrejeros, en la zona hay una población de al menos 8.400 y durante las últimas semanas invadieron los barrios, tiendas, escuelas y cines, tanto así que los habitantes del lugar ya terminaron por acostumbrarse a la presencia de los animales.

Un guía (a la izquierda) vende galletas a los turistas que alimentan a los monos frente al templo de Phra Kan en Lopburi

Los aretes que cuelgan, las gafas de sol y las bolsas de plástico que lucen como que podrían contener comida son irresistibles para los monos. Y en las áreas de la ciudad más densamente pobladas por los animales, muchos residentes viven con temor del siguiente ataque sorpresa.

Los monos han copado el interior de las tiendas de Lopburi
Monos aferrados a las rejas de un negocio de los muchos que decidieron cerrar por la invasión.
Nirad Pholngeun, un oficial de policia, hace la mímica como si disparara una piedra con su gomera, para intentar asustar a los monos.

Buzón de Noticias