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Los albergues panameños en la zona de la selva del Darién se encuentran actualmente colapsados de miles de venezolanos que se han quedado sin un destino fijo tras el cierre de la frontera estadounidense para estos migrantes.

«Ya no (quiero ir a EE.UU.). Ya no es secreto que está todo cerrado. Ya de mi parte quisiera devolverme», comenta a EFE el venezolano Carlos Figueroa, de 28 años.

Figueroa se despide del «sueño americano» porque en el albergue «para nadie es ya un secreto que la frontera está cerrada» y «todo el mundo ha visto las redes sociales».

El Gobierno de Estados Unidos lanzó la pasada semana un programa que da estatus legal por dos años a los venezolanos que llegan en avión y expulsará de manera inmediata a quienes crucen por tierra la frontera con México, como una medida para frenar la masiva oleada migratoria de esa nacionalidad en curso.

Buzón de Noticias