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En un comienzo por hambre, después en la búsqueda de un sustituto de la proteína animal, ahora como algo acostumbrado o como un lujo, hay países que ha añadido a los insectos como platillos fijos en su dieta.

Sin importarle la mala vista de occidentales, son los orientales quienes más se jactan de tener un “estomago de hierro” y una “lengua todoterreno” cuando de comer se trata.

China

A parte de comer ratas, peces venenosos y murciélagos, los chinos ostentan el primer lugar al comer, aparte de lo anterior, saltamontes, escarabajos, cucarachas y cualquier insecto que “sepa bien”.

Mercados nocturnos son abiertos, para quienes salen del trabajo puedan comprar una bolsa de insectos y llevar sin problemas a casa. Las orugas caramelizadas y las arañas negras fritas figuran como los bocadillos más caros.

Filipinas

Varias tribus al norte del país comen hormigas rojas fritas, mientras que los escarabajos peloteros (insectos que mueven estiércol), son consumidos en ocasiones especiales con alguna bebida.

Tailandia

Los tailandeses no pueden vivir sin los insectos, llegando al punto de combinarlos con especies, hojas aromáticas y menta.

Los gusanos de bambú es el “tentempié” para los primerizos en la dieta de insectos, mientras que los saltamontes son para los paladares acostumbrados al ser sazonados con esencias que brindan sabores salados, amargos y dulces al mismo tiempo.

Ghana

Pionera en esta dieta, el consumir insectos en el país africano es de muy vieja data, al punto de que mucho antes que organizaciones mundiales vieran el consumo de insectos como una alternativa para calmar el hambre en el país, ya era practicado.

La larva es insecto más consumido en todas las formas de cocción, incluso es triturado para hacer un especial pan nativo.

Luis Dagand
Buzón de Noticias