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La historia de una mujer peruana que fingió un embarazo y la desaparición de su bebé que, en realidad, nunca había nacido, provocó una fuerte conmoción en Perú, en donde la preocupación inicial se transformó en un linchamiento mediático y virtual que incluyó contradicciones entre funcionarios y debates sobre salud mental, feminismo y los derechos de las víctimas.

Todo empezó la semana pasada, cuando la mujer de 30 años avisó a su madre de que daría a luz y tomó un taxi para ir al hospital, sin embargo, el vehículo nunca llegó, por lo que la mujer, identificada como Gabriela Sevilla, se dio por desaparecida e unició toda una campaña de solidaridad para intentar dar con su paradero.

El viernes en la mañana se confirmó que Sevilla había aparecido, que estaba ingresada en el Hospital Militar, pero herida, golpeada y sin su hija recién nacida, a quien había decidido llamar Martina.

La conmoción fue total. La Policía Nacional, los Ministerios del Interior, de Seguridad y de la Mujer, más la Superintendencia Nacional de Migraciones, se coordinaron para realizar un operativo de búsqueda. «¿Dónde está Martina?», preguntaban en los medios y en las redes sociales.

Pero en la tarde del viernes, la historia dio un vuelco totalmente inesperado. «Se ha determinado que la señora no estaba embarazada», reveló el ministro del Interior, Willy Huerta, al salir del Hospital Militar y explicar que los exámenes clínicos no mostraban evidencia de que Sevilla acabara de parir. La ministra de la Mujer desmintió a su compañero de gabinete. Pidió paciencia para esperar los resultados de las pruebas de laboratorio y, sobre todo, respeto a Sevilla. Más tarde tuvo que retractarse. Era cierto: el embarazo había sido fingido.

El mismo viernes, Sevilla decidió hablar con los medios un rato después de haber dejado el Hospital Militar. Insistió en su embarazo y hasta describió cómo había nacido su supuesta hija.

«Tengo todos los papeles en mi casa, tengo pruebas, quiero pensar que, como no terminaron de hacerme los exámenes es que ellos piensan que no hubo embarazo, me gustaría que me hagan los exámenes completos antes de dar un comunicado de esa manera… cuando nació mi bebé, no la escuché llorar, tengo la esperanza de encontrarla, voy a ir a buscarla», aseguró mientras lloraba.

Durante el fin de semana se filtró a la prensa la declaración policial de Ramiro Gálvez, pareja de Sevilla. El hombre reveló que sospechó del embarazo porque ella no lo dejaba acompañarla a los controles médicos con el pretexto de los protocolos impuestos en los hospitales por la pandemia. Tampoco dormían juntos ni lo dejaba tocarle la panza.

Hasta e día de hoy la mujer sigue insistiendo que estaba embarazada y que quiere a su bebé, sin embargo, las pruebas médicas revelan todo lo contrario.

Buzón de Noticias