Pasado menos de un año desde que asumió el poder –en medio de las flaquezas de su paz total y el viraje que propone en la lucha contra las drogas–, el presidente Gustavo Petro dio un trascendental salto en materia de política exterior. En el despacho oval de la Casa Blanca en Washington, el primer Jefe de Estado de izquierda en Colombia tuvo este jueves un cara a cara amable y fraterno con el mandatario de Estados Unidos, Joe Biden.
La cita, precedida por una intensa agenda y un inusual lobby en los pasillos del congreso norteamericano, se extendió por cerca de una hora y estuvo ambientada por alrededor de 200 colombianos indocumentados que, a las afueras de la Casa Blanca, pedían entre vítores que se les garantice un estatus de protección.
Y es que si bien la migración fue uno de los temas que alcanzaron a discutir ambos mandatarios, el foco estuvo centrado en tres asuntos transversales que, aunque han marcado las relaciones de los últimos años entre ambos países, ahora estarían sujetos a sendos cambios: lucha contra las drogas, reforma agraria y cambio climático.
Y en los entresijos de la reunión hubo un asunto clave que marcó la visita de Petro en suelo norteamericano: Venezuela y la intención de destrabar las conversaciones entre chavismo y oposición para superar la crisis del vecino país.
Buzón de Noticias