Desde su primer éxito en la pantalla en 1984, el asesino cibernético ha evolucionado tanto a lo largo de las diferentes entregas que acaba siendo un “vendedor de cortinas” en su más reciente encarnación, “Terminator: Destino oculto”.
Pero que no teman los fans, que aunque se volvió más humano, Terminator aún está lejos de haber dejado las armas. Y los ingredientes que lo convirtieron en leyenda en las dos primeras películas no han variado: frenéticas persecuciones por tierra, aire y agua, tiroteos espectaculares y escenas de combate plagadas de efectos especiales.
“Terminator: Destino oculto”, que se estrena esta semana en América Latina y España, revive en particular uno de los elementos clave de su éxito: Linda Hamilton, más guerrera que nunca en su papel de Sarah Connor.
La cinta, ambientada en 2022, retoma la historia donde había quedado “Terminator 2: El juicio final”, de 1991, abstrayéndose de lo que pudo haber ocurrido en los siguientes episodios: Sarah Connor logra evitar la eliminación en el futuro lejano de la raza humana por máquinas dotadas de inteligencia artificial, llamadas Skynet.
Sarah Connor ha ganado algunas arrugas pero también mucha tenacidad.
La mujer encuentra una nueva razón de ser al dar protección a la joven Dani Ramos (interpretada por la colombiana Natalia Reyes), a quien un enésimo Terminator surgido del futuro (Gabriel Luna), cada vez más sofisticado, busca asesinar por todos los medios, siguiendo sus pasos desde México hasta Texas.
Encarnada por la canadiense Mackenzie Davis, una humana “aumentada” por la tecnología e igualmente venida del futuro participa también en la historia.
¿Volverán?
Para él, el desafío principal sigue relacionado con la omnipresencia de los efectos especiales: “Siempre debes saltar en todas las direcciones, pero se vuelve más fastidioso porque ahora a menudo trabajas con cosas que no existen. Solo hay una pantalla verde”.