Venezuela está rompiendo su récord de contagios superando los 1000 contagios diarios, en una curva que seguirá subiendo los próximos días y agravando el ya delicado estado de la ocupación hospitalizaría, en una red de salud pública, prácticamente desmontada debido a la grave crisis económica que nos afecta.
Más allá del impacto social sobre la vida de millones de personas en todo el mundo, la pandemia del COVID-19 también ha asestado un duro golpe sobre la evolución de la economía venezolana, la cual se ha visto sacudida por la crisis global.
La economía venezolana atraviesa una grave crisis fiscal desde el año 2012 como resultado de la pesada carga de la deuda externa acumulada, de la caída de los ingresos petroleros y de la no menos importante caída de los ingresos de origen no petrolero, que han sido erosionados por la inflación.
La crisis económica global; la disminución de los ingresos provenientes del petróleo y de otros recursos; la reducción del aparato productivo nacional aunado a la crisis sanitaria ha originado la tormenta perfecta para nuestro país, en una época en la que los recursos eran mínimos, nos surge una nueva necesidad sanitaria del carácter perentorio. En este sentido el principal obstáculo lo representan los exiguos ingresos nacionales, que naturalmente repercuten en la ya grave crisis sanitaria que atraviesa Venezuela como consecuencia del COVID-19.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) se ha pronunciado al respecto, en un informe publicado en noviembre de 2020 advierte que casi un tercio de la población de Venezuela tiene dificultades para acceder a los alimentos, y subraya que esa situación está en riesgo de empeorar a causa de la crisis económica derivada de la pandemia.
Nos enfrentamos a un nuevo desafío de cara a esta nueva ola del COVID-19, desafío que requiere de todos los factores de la sociedad venezolana, para que en conjunto podamos en primer lugar garantizar la salud de nuestra población y en segundo lugar diseñar una política económica que garantice el acceso de bienes y servicios esenciales para la población por una parte y que estructure un plan de rescate al aparato productivo nacional.
Todos los sectores políticos del país abogan por la implementación del mecanismo COVAX señalando que es la mejor aproximación a una distribución imparcial y equilibrada de vacunas, sin ningún tipo de discriminación. La pandemia del COVID-19, nos demostró desde el principio que no entiende de ideologías, género o fronteras. Y si algo tenemos que haber aprendido es que solo el compromiso colectivo y la unidad pueden derrotarlo.
Venezuela, asiste a un proceso rápido de toma de medidas en materia de salud pública. Adoptando medidas que se centran en contener la expansión del coronavirus (mediante la acertada cuarentena radical implantada), a fin de aplanar la curva de contagios y, de esta manera, limitar la presión sobre nuestro sistema de salud, y la implantación del plan nacional masivo de vacunación. Con absoluta disposición para asegurar la integridad y salud de los ciudadanos, así como para garantizar el abastecimiento y la movilidad de los servicios esenciales.
El COVID-19 no solo representa una crisis sanitaria, también es una crisis económica sin precedentes, a la cual los estados deben enfrentarse con todos los recursos que tengan, en tal sentido es el momento de que nuestro gobierno tenga acceso a los recursos económicos que se mantienen bloqueados en el exterior, pues estos recursos son extremadamente necesarios para garantizar a la población en general el acceso a bienes de consumo esenciales para su seguridad alimentaria.
La comunidad internacional debe apoyarnos, ya que la lucha contra la pandemia tiene un significado humanitario que en las actuales circunstancias constituyen la diferencia entre la vida y la muerte de millones de venezolanos. Es el momento de actuar con responsabilidad, sin pasiones políticas, respetando el estado de derecho, el principio de autodeterminación de los pueblos, y reconocer todos los factores que hacen vida en el país.
Nuestro país necesita tener disponibles todos los recursos nacionales que tiene en el exterior, en tal sentido Venezuela podrá en primer lugar surtir al sistema de salud de los insumos necesarios para contener la curva, y a la vez implantar un plan nacional de vacunación (compra masiva de vacunas) para alcanzar la inmunidad de grupo y vencer definitivamente el virus del covid-19.
Venezuela afronta un panorama por demás incierto, y debe ocuparse de diversos aspectos que ya tenías pendientes antes de la pandemia, y que ahora se han agravado. La labor que nos convoca es la unidad frente a estos desafíos, diseñar un plan que nos permita avanzar y vencer la crisis, para que nuestro país transite a pasos firmes hacia nueva normalidad.
La emergencia sanitaria y económica que nos arropa nos insta a todos los ciudadanos miembros de la sociedad civil a aunar esfuerzos, y abogar por la colaboración interna y externa para avanzar en doblegar la curva de la pandemia global causada por del covid-19, disminuir los efectos de la crisis económica global y garantizar la seguridad alimentaria de toda la población, especialmente la más vulnerable.
Abg. Juan Pablo Montiel
Buzón de Noticias