Este 10 de marzo el gremio de médicos conmemora su día en Venezuela. Es día fue apartado en el calendario en honor al natalicio de José María Vargas, quien fue un ejemplo viviente de lo intachable que puede llegar a ser un profesional de la salud.
Sin embargo en un país con serias carencias de insumos, y sueldos recortados, ser médico es prácticamente un trabajo a honores, que consume lentamente la paciencia de quienes lo ejercen.
Un caso de esto es la especialidad de traumatología en el seguro social de Sabaneta, en Maracaibo, estado Zulia, donde la traumatóloga solo se dedica a firmar suspensiones, que en su mayoría, son de centros clínicos enteramente privados. “La doctora se cansó de hacer consultas y curas, no hay espacio para eso”, manifestó una enfermera del centro asistencial.
Una de las razones de la decepción de los médicos es el bajo salario impuesto por gobierno, que mensualmente no llega a 800 mil bolívares. “Yo veo una sola vez a la semana en un CDI, prefiero realizar consultar privada y cotizarlas en dólares, es la única forma de realizar la compra mensual de los alimentos en mi hogar”, explicó un odontólogo que reservó su identidad por miedo a ser acosado.
Acotó que su salario gubernamental desaparece en un kilo de queso y dos kilos de harina.
El odontólogo también revivió lo frustrante que es tener que pedir a paciente, guantes, agua, y hasta gazas por no haber disponibles. “Hay personas de muy bajo recursos, que cuando le pides insumos no saben si seguir con el malestar o pedir en la calle”, narró.
La Federación Venezolana de Médicos (FVM) ha abogado para el ingreso de ayuda humanitaria para los hospitales en el país. Por otra parte el gremio ha demandado mejor equipamiento para enfrentar el coronavirus. Médicos Unidos por Venezuela estima que de 30 mil especialistas del país, 24 mil han abandonado el país desde el 2007.