Nunca se va a saber con exactitud cuántas personas murieron en el conflicto armado más sangriento y cruel que se haya presenciado a lo largo de la historia, la Segunda Guerra Mundial. Los cálculos pueden rondar entre los 40 y 100 millones de personas, dependiendo de diferentes opiniones de historiadores.
Sin embargo, a veces se pasan por alto ciertas historias que no son muy comentadas ni analizadas como hechos de relevancia en el transcurso de la Segunda Guerra. A pesar de que muchos no creen en fantasmas, tampoco hay dudas de que los hechos paranormales si son reales ¿Y cómo no haber historias de este tipo si hubo tantos fallecidos?
Hoy en día, estos misterios siguen sin tener explicación, algunos para no revivir la infamia de ciertos países, y otros para simplemente dejar el dolor de esos terribles acontecimientos en el pasado.
Estas son las historias más extrañas de la Segunda Guerra Mundial:
El Holandés Errante
La historia del Holandés Errante es una leyenda que data desde el siglo XVll, sin embargo, los alemanes, en una de sus tantas misiones que eran dirigidas por Adolf Hitler, aseguraron haber visto un extraño buque con una luz fantasmal que no tenía ningún rumbo predestinado. Entre la niebla y el suspenso, el barco desapareció y esto causó pánico en la tropa nazi. A pesar de ello, los navegantes militares si llegaron a destino.
Contra vientos adversos..
— Luisa Garvas (@lady_of_mercy) January 24, 2020
quiso él un día un cabo doblar;
juró y maldijo con necia arrogancia:
¨No cederé ante ti por toda la eternidad»
¡Y Satanás le oyó!
¡Y le tomó la palabra!
¡Y desde entonces vaga maldito
por el mar, sin descanso sin paz!
El Holandés Errante
Justyna Kopania pic.twitter.com/tFV4pWXxmc
La batalla de Los Ángeles
El 24 de febrero de 1942, se ordenó un apagón total en la ciudad de Los Ángeles, California, tras la amenaza de unos presuntos aviones militares japoneses que iban a bombardear la metrópolis estadounidense.
Tras contrarrestar el «ataque» por parte de las fuerzas militares norteamericanas, a la mañana siguiente se dieron cuenta de que todo fue una «falsa alarma» y que más bien pudieron haber visto «ovnis».
Rudolf Hess
Hess era la mano derecha de Hitler cuando Alemania hacía los planes para invadir las costas de Reino Unido. Justo en ese preciso momento, a Rudolf se le ocurrió la brillante idea de inventarse él solo un viaje a Gran Bretaña con la «supuesta intención» de reunirse con el Duque de Hamilton, en ese entonces, gobernador de Irlanda del Norte.
No obstante, tras dar muchas vueltas en su propia avioneta y agotarse su gasolina, Hess fue detenido y apresado sin posibilidades de poder «hacer las pases» con Inglaterra y mucho menos, hablar con Hamilton. Irlanda lo sentenció a cadena perpetua y este murió en el año 1987.
Tras no poder cumplir con esa misión, se dice que el espíritu del nacido en la antigua Egipto aún vaga por las cárceles de aquel centro penitenciario donde esta figura nazi pasó los últimos años de su vida.
Vuelo 19
Un grupo de aviones militares estadounidenses salieron de Fort Lauderdale, Florida, solo para practicar. Sin embargo, tras una hora de vuelo, su equipo de trabajo en tierra perdió comunicación con el equipo aviador.
Según las coordenadas que indican el lugar y momento exacto donde las fuerzas aéreas no volvieron a responder, existe allí una zona del mar caribe bastante misteriosa, capaz de generar vientos fuertes y huracanados, capaces de derribar a cualquier avión que se encuentre en la zona.
Desde 1945 aún ha sido imposible encontrar al menos los restos de uno de los aviones.
Cañón antiaéreo japonés
En la entonces isla de Hollandia, hoy llamada Jayapura, los japoneses se encontraban esperando con cañones antiaéreos a las fuerzas militares norteamericanas. Cuando lo que temían finalmente sucedió en 1945, muchos militantes nipones lograron escapar pero los que murieron se quedaron en espíritu.
En 1956, los ciudadanos residentes a las zonas aledañas de la isla pidieron que se exorcizara uno de los cañones que aún reposaban en el lugar de los hechos. Según las visiones de los lugareños, esqueletos de los cuerpos se levantaban y seguían aguardando la llegada de los norteamericanos para «contrarrestar» el ataque.
Andrés Finol
Buzón de Noticias