En muchas personas la ansiedad por estar encerrados puede causar hambre incontrolada, en algunos ni siquiera es hambre. Solo ganas de comer que una vez satisfechas provocan felicidad.
Sin embargo, puede ser común que más tarde esto provoque culpabilidad, bien sea por acabar con las reservas de alimentos o porque tu peso puede aumentar considerablemente, lo que haría lucir unos rollitos de más.
Si estas cuestiones están empezando a preocuparte, tal vez sea hora de que tomes en cuenta ciertos consejos para mejorar esta actitud:
Come tres veces al día comida suficiente para llenarte, complementa las meriendas con snacks.
Bebe suficiente líquidos. A veces creemos que tenemos hambre cuando en realidad la necesidad es por beber.
Aumenta el consumo de fibra. Este tipo de alimentos ayudarán a que te sientas más saciados, por lo tanto, la ansiedad disminuirá.
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